“Y la mayor consolación que recibía era mirar el
cielo y las estrellas, lo cual hacía muchas veces y por mucho espacio, porque
con aquello sentía en sí un muy grande esfuerzo para servir a nuestro Señor”.
San Ignacio de Loyola, El relato del peregrino.
“Ansí me hallaba una noche
contemplando las estrellas,
que le parecen más bellas
cuanto uno es más desgraciao
y que Dios las haiga criao
para consolarse en ellas.”
José Hernández, Martín
Fierro, I, IX, 1445-1450