Yo soy la Luz, y no me miráis.
Yo soy el Camino, y no me seguís.
Yo soy la Verdad, y no me creéis.
Yo soy la Vida, y no me buscáis.
Yo soy el Maestro, y no me escucháis.
Yo soy el Señor, y no me obedecéis.
Yo soy vuestro Dios, y no me rezáis.
Yo soy vuestro mejor Amigo, y no me amáis.
Si sois infelices, no me culpéis.
Escrito en un Crucifijo flamenco en 1632.