El río de tu nombre es sacramento
-la voz del cielo al agua y la paloma-
tu cuerpo es el torreón que se desploma
sin rendir armas ni lanzar lamento.
Como una profecía, el juramento
de dar tu sangre por la patria, asoma.
Era el martirio un ámbar en redoma,
cristal herido, fiel presentimiento.
Nos dejas las honduras y las galas
de esas lecciones que en tu voz tañían,
los libros del combate jubiloso.
Y un abril por el sur nos dejas alas
que el invasor dedujo que tenían
La fuerza de tu verbo victorioso.
Antonio Caponnetto
-la voz del cielo al agua y la paloma-
tu cuerpo es el torreón que se desploma
sin rendir armas ni lanzar lamento.
Como una profecía, el juramento
de dar tu sangre por la patria, asoma.
Era el martirio un ámbar en redoma,
cristal herido, fiel presentimiento.
Nos dejas las honduras y las galas
de esas lecciones que en tu voz tañían,
los libros del combate jubiloso.
Y un abril por el sur nos dejas alas
que el invasor dedujo que tenían
La fuerza de tu verbo victorioso.
Antonio Caponnetto