Nos cobija a los hijos como un nido
cuando el sol ya se pone en la morada.
Es un nido de piedra en la enramada
del gótico ancestral y descendido.
La luz de los vitrales entretiene
con juegos de esmeraldas y diamante
y el brazo servicial del arbotante
como el brazo del buen Dios la sostiene.
Cuánta feria de luz en su recinto
cuántos reflejos, cuánto broquelado
qué angelería de tallado cinto.
El alma de Rodin me ha conmovido
y en el nido de fe me he resguardado
como se guarda el pájaro aterido.
Amelia Urrutibeheity
cuando el sol ya se pone en la morada.
Es un nido de piedra en la enramada
del gótico ancestral y descendido.
La luz de los vitrales entretiene
con juegos de esmeraldas y diamante
y el brazo servicial del arbotante
como el brazo del buen Dios la sostiene.
Cuánta feria de luz en su recinto
cuántos reflejos, cuánto broquelado
qué angelería de tallado cinto.
El alma de Rodin me ha conmovido
y en el nido de fe me he resguardado
como se guarda el pájaro aterido.
Amelia Urrutibeheity