Oración Cristiana
A ti me vuelvo, gran Señor, que alzaste,
A costa de tu sangre y de tu vida,
La mísera de Adán primer caída,
Y a donde él nos perdió, tú nos cobraste.
A ti, pastor bendito, que buscaste
De las cien ovejuelas la perdida,
Y hallándola del lobo perseguida,
Sobre tus santos hombros te la echaste:
A ti me vuelvo en mi aflicción amarga,
Y a ti toca, Señor, el darme ayuda,
Que soy cordero de tu aprisco ausente;
Y temo que a carrera corta o larga,
Cuando a mi daño tu favor no acuda,
Me ha de alcanzar esta infernal serpiente.
MIGUEL DE CERVANTES