“Me gozo en las obras de tus manos”

Salmo 91, 5.

martes, 5 de abril de 2011

MUJER DE HOY


Hubo tiempos de goces y de fiestas.


Nuestros sueños, cual nobles madreselvas


florecían de gloria en las albercas.


Hubo tiempos de goces y de fiestas.


Cuando apenas bastaban unos niños


y un esposo, y un fuego, y unas cestas.


Se escandían sutiles variaciones


tras las núbiles rejas.


Como alondras jugaban las labores


en las fúlgidas siestas.


Y en los patios crecían los helechos


cuidados por sus dueñas.


Hubo tiempos de goces y de fiestas.



Hoy nos dicen que hollemos los hogares


escanciando la ausencia.


Nos hablan de lo inútil que fue todo


en tiempos de la abuela.


Pregonan oficinas y talleres


razón e independencia.



Y sin embargo


hubo tiempos de goces y de fiestas.


Hoy caminas tediosa por tu casa


que se te hace una celda


y eres un raro huésped que suspira


por fábulas secretas.



A ti te hablo, mujer de mi ribera.


Recuerda que el misterio está en las llamas


que arden cuando regresas.


Cuando arrullan los tordos


y cantan las sirenas.



No escuches más los salmos


de esa música ciega


que te arrastra muy lejos de tu nido


y te miente en la oferta.



Hay un hueco en tus brazos insepultos


donde orillan las venas.


Llénalo con un niño sonrosado


de piel caliente y lágrimas de seda.



Porque en un tiempo, esto era una fiesta.



Crecerán lentamente en tu piel las adelfas


y los ángeles buenos te hilarán acederas.



Ángeles santos, ángeles de la acequia:


por la mujer de hoy alcen un ruego


y ténganla despierta.




Amelia Urrutibeheity