“Me gozo en las obras de tus manos”

Salmo 91, 5.

jueves, 11 de febrero de 2010

EL FRESNO


Hoy del otoño de la vida mía
junto a la Riera del Cornet enteca
bajo un fresno gigante, me caía
la primera hoja seca.

Hoy ocho de septiembre, de María
fiesta natal, con fe ferviente, yo
vida nueva a la Virgen le pedía
cuando una hojita seca me cayó...

Miré del fresno de follaje claro
la rotunda admirable arquitectura
ese círculo amplísimo, y el raro
instinto de la esfera en su figura...

¿Cómo hizo a subir en línea recta
y supo cada rama abrir en dos
hasta hacer esta cúpula perfecta
y esta circunferencia para Dios?

No perfecta de humana simetría
mas de arte rudo y divinal certeza...
el hombre es quien creó la geometría
no es geométrica la naturaleza.

Perfecta no: su círculo es oblongo
y su esfera es ovoide y desigual
como un verso en que chirria un mal diptongo
o asonando, dos rimas están mal...

¿Cómo sabía cada hojita verde
hasta dónde crecer y allí pararse
para hacer, sin que nada no discuerde
un fresno fresno, y no una encina o arce?

(¿Cómo sabía cada hojita verde
-ésta es la estrofa mala-detenerse
para hacer, sin que nada no discuerde
un fresno, y no una encina o un alerce?)

El hombre hace un concepto, fija un modo
define un trozo de la realidad
el concepto está bien, pero no es todo:
será verdad, pero no es la Verdad.

Así yo, cien y mil veces mi vida
la considero y la reconsidero
lo que hicieron, lo que hice en la batida
y lo que dice de ella el vulgo huero.

Bajo el fraterno fresno, el cielo terso
y el sol, me henchía un judicial furor...
Me sentía de mí parcial y adverso:
presidente, abogado y delator.

Y bajo el peso de pasada pena
y peligro presente y litis tanta
la condenaba en la condena ajena
o bien la hacía demasiado santa;

y el dolor me rendía. Porque a veces
abrumado me rindo a la opinión
o el diablo urdiendo negros ajedreces
me enturbia malamente el corazón.

Fragilidad de la conciencia humana:
ni de nosotros lo sabemos todo
si nos condenan, tiembla y se amilana
y es porque siempre hay algo o mucho lodo.

Pero el fresno está allí. Por largos años
creció obediente a su inconsciente agel
no pasa el tiempo sin error o daños
y el fresno está torcido. Pero es él.

El tronco está dañado pero es tronco
-una hendidura en él cobija un nido-
quemó una rama entera un rayo bronco
hay todo un cuarto que creció torcido.

La cuarta rama estaba en sombra, que una
hermana fuerte le quitaba el sol
torcióse hacia la luz, y su fortuna
halló su puesto en amplio caracol.

No, no reniegues y haz como esa rama
oh llorón, que no sientes lo que dices
que sería acusar a Dios que te ama
renegar de tu tronco y tus raíces.

No rayo destructor ni nueva hechura
pidas hoy día a la celeste flor
pide en el hueco de tu herida dura
que haga su nido un nuevo ruiseñor.

De un árbol duro y nunca florecido
desde el cimborio de una rama hueca
hoy, otoño en Manresa, me ha caído
la primera hoja seca.

Otoño de mi vida. No habrá flores
ya. Ni da la vid flores. Pero ya
los racimos fatigan los alcores...
la vendimia de Dios no tardará.

Leonardo Castellani