Yo adoro un pueblo lejano
que acaso nunca he de ver,
con su caminito aldeano
fragante al atardecer.
Y una mañana de enero
iba mi alma a florecer,
como un rosal tempranero,
todos sus sueños de ayer.
Sueños, viejas ansias mías
-flores y melancolías-,
sueños que no han de volver.
Yo adoro un pueblo lejano
con un caminito aldeano
fragante al amanecer.
Rafael de Diego
que acaso nunca he de ver,
con su caminito aldeano
fragante al atardecer.
Y una mañana de enero
iba mi alma a florecer,
como un rosal tempranero,
todos sus sueños de ayer.
Sueños, viejas ansias mías
-flores y melancolías-,
sueños que no han de volver.
Yo adoro un pueblo lejano
con un caminito aldeano
fragante al amanecer.
Rafael de Diego