“Me gozo en las obras de tus manos”

Salmo 91, 5.

jueves, 11 de febrero de 2010

NIÑOS


“Ante vuestra mesa de trabajo y en la soledad en que Dios habla al corazón, deberíais escuchar como escucha el niño y escribir como el niño habla. El niño es sencillo y despejado, porque no tiene aun voluntad propia, criterio, deseos ficticios, pasiones. A su inocente confianza y a su palabra abierta se une un poderoso interés. Un hombre maduro y lleno de experiencia que supera sin embargo conservar ese candor sería un hermoso receptáculo de la verdad y su voz resonaría en lo íntimo de las almas”.

A. D. Sertillanges