Yo no sé quién será. Pero hoy la he visto
en admirables tintas perfilada.
He abismado sus ojos. Tras ellos,
en busca de una chispa de misterio,
sentí que se iba mi alma en la mirada!
Vaga en su rostro del amor primero
la sublime expresión,
y bajo el terciopelo de sus cejas
una chispa incendiaria juguetea
del fuego en que se abrasa el corazón!
Confusas las ideas en la mente,
no alcanzo a comprender lo que sentí;
sólo sé que hoy los hombres no aborrezco,
y que entre locas ambiciones veo
abierto un nuevo mundo para mí!
¡Nuestra suerte es así! Subir llorando
la cumbre artificial del egoísmo,
retar la sociedad, lanzarle el guante...
¡Y tras de una mujer que nos atrae,
cual todos despeñarse en el abismo!...
Carlos Pessoa Véliz