“Me gozo en las obras de tus manos”

Salmo 91, 5.

lunes, 21 de diciembre de 2009

LA VIRGEN Y SAN JOSE


Iban José y María
en esa noche tan clara
dejando atrás la ciudad
rumbeando pa’ la quebrada.

La Virgen y San José
no encontraron un refugio:
en la ciudad de los hombres
pa’ los necios no hay anuncio.

Y salieron a buscarse
lugar donde refugiarse;
portal sin comodidades
donde había unos animales,

criaturitas amansadas
de los hombres que trabajan.
Había un buey y un burrito
hablando muy despacito:

“¿Escuchas ruidos?”, le dijo
el burro a su vecino.
“Sí, sí, ¿pero a estas horas?”,
el buey respondió con tino.

Y una luz acogedora
ante ellos apareció.
“¿Qué ocurre ahora?”, preguntó
misteriosamente el buey.

El burro sabio exclamó:
“Mira, siento que viene un Rey.”
“Es cierto, burrito amigo,
tú lo dices -respondió el buey-,

haciéndose humildísimo
el Niño-Dios viene a nacer.”
Era la luz tan radiante
como que era la Verdad

y difundiendo su Bondad
las criaturas se alborozan.
Y en tan humilde lugar
siendo noche para el mundo

salió el sol de mediodía
y un cantar bajó del cielo,
y dijeron las estrellas
“Escucha Madre muy bella

cómo los ángeles cantan:
“Glória in excélsis Deo!”
Y los pastorcitos fueron
y con simple fe dijeron:

“Venid y adoremos
venid y adoremos al Señor.
Venid y adoremos
venid y adoremos al Señor.

F. M.