Iban José y María
en esa noche tan clara
dejando atrás la ciudad
rumbeando pa’ la quebrada.
La Virgen y San José
no encontraron un refugio:
en la ciudad de los hombres
pa’ los necios no hay anuncio.
Y salieron a buscarse
lugar donde refugiarse;
portal sin comodidades
donde había unos animales,
criaturitas amansadas
de los hombres que trabajan.
Había un buey y un burrito
hablando muy despacito:
“¿Escuchas ruidos?”, le dijo
el burro a su vecino.
“Sí, sí, ¿pero a estas horas?”,
el buey respondió con tino.
Y una luz acogedora
ante ellos apareció.
“¿Qué ocurre ahora?”, preguntó
misteriosamente el buey.
El burro sabio exclamó:
“Mira, siento que viene un Rey.”
“Es cierto, burrito amigo,
tú lo dices -respondió el buey-,
haciéndose humildísimo
el Niño-Dios viene a nacer.”
Era la luz tan radiante
como que era la Verdad
y difundiendo su Bondad
las criaturas se alborozan.
Y en tan humilde lugar
siendo noche para el mundo
salió el sol de mediodía
y un cantar bajó del cielo,
y dijeron las estrellas
“Escucha Madre muy bella
cómo los ángeles cantan:
“Glória in excélsis Deo!”
Y los pastorcitos fueron
y con simple fe dijeron:
“Venid y adoremos
venid y adoremos al Señor.
Venid y adoremos
venid y adoremos al Señor.
F. M.
en esa noche tan clara
dejando atrás la ciudad
rumbeando pa’ la quebrada.
La Virgen y San José
no encontraron un refugio:
en la ciudad de los hombres
pa’ los necios no hay anuncio.
Y salieron a buscarse
lugar donde refugiarse;
portal sin comodidades
donde había unos animales,
criaturitas amansadas
de los hombres que trabajan.
Había un buey y un burrito
hablando muy despacito:
“¿Escuchas ruidos?”, le dijo
el burro a su vecino.
“Sí, sí, ¿pero a estas horas?”,
el buey respondió con tino.
Y una luz acogedora
ante ellos apareció.
“¿Qué ocurre ahora?”, preguntó
misteriosamente el buey.
El burro sabio exclamó:
“Mira, siento que viene un Rey.”
“Es cierto, burrito amigo,
tú lo dices -respondió el buey-,
haciéndose humildísimo
el Niño-Dios viene a nacer.”
Era la luz tan radiante
como que era la Verdad
y difundiendo su Bondad
las criaturas se alborozan.
Y en tan humilde lugar
siendo noche para el mundo
salió el sol de mediodía
y un cantar bajó del cielo,
y dijeron las estrellas
“Escucha Madre muy bella
cómo los ángeles cantan:
“Glória in excélsis Deo!”
Y los pastorcitos fueron
y con simple fe dijeron:
“Venid y adoremos
venid y adoremos al Señor.
Venid y adoremos
venid y adoremos al Señor.
F. M.